“…salió del baño todavía desnudo, con la mirada en blanco, como si
estuviera en otro lugar; en otro mundo. Yendo a su dormitorio abrió la
gaveta de la mesita de noche y cogió una llave; luego de esto, caminó
por el pasadizo de la parte de arriba de la casa hasta llegar al final.
Tiró del cordón del techo e hizo descender la escalera plegable que
conducía el ático. Ascendió lentamente y encendió
la luz. Avanzó hasta el fondo, al lado de la ventana y comenzó a
levantar unas cajas hasta que descubrió un baúl grande y pesado de color
bronce que tenía una cerradura de metal. Introdujo la llave en la
hendidura y giró hasta escuchar el “trac” que anunció su apertura y
empezó a extraer lo que éste guardaba: Una chaqueta militar de color
crema y manchas verde claras, así como un pantalón y gorra, al igual que
las botas del ejército de color arena que completaron su uniforme de
campaña. Un cinturón y fornitura marrón claro y debajo de todo; dos
pistolas Beretta calibre nueve milímetros semiautomática. Ocho
cargadores, varias cajas de cartuchos, un puñal de asalto en su vaina y
seis granadas fragmentarias M67. Cogiendo un paño se agachó sobre el
piso dándose a la tarea de limpiar su calzado. Luego se vistió con el
uniforme y después calzó sus botas. Levantando la chaqueta acomodó el
correaje alrededor de su cintura ciñéndolo con fuerza al igual que el
resto de la fornitura y luego se dio a la tarea de alimentar las
cacerinas. Acto seguido las insertó en las cananas; abasteció las
pistolas y las rastrilló colocándoles el seguro. Introdujo una en la
funda en el cinturón del lado derecho y la otra a la altura del muslo
izquierdo, luego envainó el puñal en el compartimiento especial de su
pantalón de camuflaje. Sobre su pecho en dos filas, como racimos de
uvas, se encontraban sujetas las granadas explosivas al arnés.
Poniéndose la gorra, cerró el cofre y se dirigió hacia la escalera para
ir hacia la parte de abajo; atravesó el pasadizo continuando hasta el
baño y volvió a situarse frente al espejo, desde donde la imagen del
espectro lo miraba. El hombre lo saludó a la usanza militar y se retiró.
La aparición en el cristal empezó a reírse, a carcajadas de forma
brutal, enfermiza, horrenda…”
NOVELA: "EL VISITANTE MALIGNO II"
Disponible en Amazon (para Kindle)
No hay comentarios:
Publicar un comentario