jueves, 27 de abril de 2017

Fragmento de la novela: "El Visitante Maligno II"




“…Dicen que; cuando una persona se encuentra en una situación de peligro, en la que está en juego su existencia y justo antes de fallecer, atraviesan por su cabeza en forma de una película los eventos más importantes que ha experimentado durante la vida: amores, alegrías, desengaños…entre otros recuerdos. Esto quizás mitigue en algo el pavoroso momento de enfrentar a la muerte. Principalmente cuando uno se encuentra consciente y puede percibir que el final de sus días llegará en instantes, de una manera ineludible. Pero por desgracia ese no fue el caso de.... No fue rápido, ni perdió el sentido y tampoco sufrió un paro cardíaco. Al momento de impulsarse y lanzarse al vacío, sus extremidades inferiores producto del pánico al verse forzadas a realizar algo que no deseaban y que iba contra el instinto de conservación de cada ser humano, permanecieron rígidas y tercamente, en lugar de impulsarlo alejándolo del rascacielos, continuaron inmóviles; tiesas como postes de acero, ocasionando que se precipitara hacia adelante pero sin separarse del edificio; lo cual causó que cayera de cabeza con los brazos extendidos con dirección al piso aunado a una ráfaga de viento que lo mantuvo adherido a la estructura, causando la fricción de su rostro desde el piso ochenta al sesenta. Frotando su piel contra la pared de cemento como si fuera un rallador de queso, desintegrando la parte izquierda de la cara: desapareciendo la oreja, piel, músculos, nervios, encías y llegando hasta el hueso. Produciendo una lacerante e insoportable sensación de ardimiento. Quería gritar pero su boca era una masa similar a un puré sangriento de donde solo escapaba un gruñido sordo y le era imposible abrir. Agitaba los brazos en forma perpendicular con desesperación como si tratase de volar, intentando en vano sostenerse de algo para detener la caída mientras su corazón exaltado quería escapar a través de su prisión de carne y huesos. Al llegar al piso sesenta, su hombro y brazo derecho colisionaron de lleno con uno de los salientes de la fachada de concreto, causando fracturas múltiples; lo que hizo que se alejara unos centímetros del edificio permitiendo continuar su cita con el asfalto sin interrupciones. El inmisericorde ardor del rostro, se mezcló con las enloquecedoras punzadas de dolor que sentía en lo que permanecía del hombro y su pulverizado brazo, amén de la alucinante sensación de vacío y vértigo que salía desde la base de su estómago; pasaba por su garganta y llegaba hasta su cerebro al ver que las personas, vehículos y edificaciones crecían velozmente. Aterrizó dentro de un automóvil descapotable BMW con el techo cerrado que se encontraba vacío. Atravesó la cubierta de fibra de vidrio y destrozó el vehículo al tiempo que su cuerpo se desmembró como si fuera un marioneta de trapo esparciendo músculos, órganos, huesos, sangre y diversos fluidos en el interior del convertible. Para… ese trayecto de casi once segundos estuvo colmado de dolor, agonía y espanto; y fueron largos, demasiado largos. Eternos…”

Fragmento de la novela: “El Visitante Maligno II” de:


"El Visitante Maligno "
"El Visitante Maligno II"
Disponibles en:   Amazon 


sábado, 10 de diciembre de 2016

Fragmento de la novela: "El Visitante Maligno" de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón


SOLO PARA ADULTOS.


“…Encerrado entre los árboles,…miraba hacia todos lados buscando una salida; pero solo tenía alrededor una muralla de vegetación y podía oír los pasos de la “cosa” que se acercaban a la carrera. Empezó a retroceder caminando en dirección opuesta a esos horribles sonidos. Sin darse cuenta tropezó con una rama cayendo de espaldas entre la hierba y el lodo.

Producto de la caída, se golpeó la parte posterior de la cabeza y rodó quedando con el rostro embarrado y cubierto de hojas perdiendo el sentido de orientación por unos segundos. Abrió los ojos experimentando un agudo dolor de cabeza. Mirando hacia arriba comprobó con terror cómo los árboles lo habían rodeado por completo y sus ramas se adelantaban como si fueran lanzas tratando de atravesarlo; las copas de los árboles formaron un amenazante y pavoroso círculo a su alrededor como una suerte de prisión sobrenatural. Observando sobre las ramas lo único que pudo distinguir fue el lánguido resplandor de uno de los bordes de la luna que iba desapareciendo como si fuera un eclipse. Trató con esfuerzo de incorporarse pero fue imposible. La monstruosa pata delantera izquierda de la bestia colocada sobre su pecho lo presionaba impidiéndole levantarse. Aquella aberración lo había atrapado. El niño dominado por el pánico permaneció inmóvil, cerrando los ojos, petrificado por el horror y la pestilencia proveniente de ese ser…

— ¡Llegó tu hora, pequeña mierda…!— susurró el monstruo. —Voy a tomarme mucho tiempo para joderte— le dijo al chiquillo.

— ¡ABRE LOS OJOS! ¡ABRREEELOOOSSS…!— ordenó la entidad aullando con furia.

El niño abrió los ojos. Tenía la cara de la bestia apenas a unos centímetros de la suya. El ojo por donde entró la rama se encontraba obstruido, con el pedazo de vegetación aun clavado en éste de donde chorreaba un líquido espeso y amarillento que se escurría sobre el pómulo de aquella cosa. El otro ojo lo miraba con irracional furia, mientras de entre las piernas su enorme, infecto y horripilante sexo se erguía como un asta en ristre. Abrió el hocico mostrando amenazante las hileras de dientes putrefactos, afilados como navajas. El aliento y fetidez de “eso” se introducía por la nariz y boca de su víctima llenándolo por completo de inmundicia y provocándose unas terribles nauseas, apenas superadas por el sobrecogedor momento de pánico por el que estaba atravesando.

La “criatura” abrió aún más el hocico, sacando su lengua mientras la saliva espesa y verde oscura caía sobre la cara del niño. Se dispuso a dar la primera dentellada para arrancar parte del rostro del paralizado infante. De imprevisto el suelo cedió y el chiquillo cayó en un hueco fusco y profundo; mientras aquella entidad permanecía al borde del hoyo mirando como éste iba hundiéndose en la oscuridad. El muchacho caía rodando y golpeándose mientras continuaba descendiendo en ese pozo sin fin.”

— ¡AAAAHHHGGG!— fue el angustioso y terrible grito que salió de su garganta— ¡AUXILIOOOO!...

Fragmento de la novela: “El Visitante Maligno II” de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón

Muy pronto “Relatos Espeluznantes” no te lo pierdas…

“El Visitante Maligno” y “El Visitante Maligno II” disponibles en Amazon (Kindle)

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sábado, 5 de noviembre de 2016

Fragmento del cuento de terror: “TE AMARÉ POR SIEMPRE”


Fragmento del cuento de terror: “TE AMARÉ POR SIEMPRE” del libro “RELATOS ESPELUZNANTES” de:
Fernando Edmundo Sobenes Buitrón (muy pronto a la venta)


SOLO PARA ADULTOS.

“Por fin; después de dos años, había logrado reencontrarse con su amada. Es decir… a eso…, que se hallaba en el féretro.” 

“La mezcla de fluidos preservantes que utilizó el obsesionado hombre para evitar la natural descomposición del cuerpo, había sido casi infructuosa. El cadáver, acusaba el desgaste y el paso del tiempo. El vestido con el que fue inhumado, se había convertido en jirones. La osamenta conservaba algo de piel; transformada en una especie de lúgubre costra marrón que la cubría desde la frente hasta la parte inferior de las fosas nasales y continuaba a lo largo del cuerpo; revistiendo en parte las raquíticas extremidades similares a palos, decoradas de manera espantosa por la yerma y repugnante capa oscura. Los cabellos se habían desprendido dejando a la vista el cráneo arrugado y marchito. Los ojos, consumidos por la muerte, desparecieron y su lugar fue ocupado por dos orificios negros. Los dientes amarillentos permanecían sujetos a las resecas y ennegrecidas encías, unidas en un gesto siniestro, dando la sensación que; en los últimos instantes de vida, la mujer hubiera experimentado un gran dolor. Desde el mentón hacía el vientre, se podía apreciar un enorme boquete por donde habían surgido los órganos inflamados como consecuencia de los gases pútridos que luego estallaron, salpicando el ataúd con su inmundicia, hasta derramarse al fondo del recipiente metálico.” 

“… sin importar el aspecto dantesco de la momia, se inclinó y besó su frente con devoción. Acarició el rostro descarnado tratando de retirar algunos de los insectos muertos y levantó el cadáver con la mayor delicadeza que fue capaz retirándolo de su lugar; al tiempo que la capa que cubría las extremidades se deshacía entre sus dedos y algunos huesos caían sin sostén, quedando solo entre sus brazos, la cabeza y el tronco de su amada. Pero eso no lo amilanó. Colocó el despojo en la carretilla y luego regresó a recuperar los restos óseos, así como los cabellos esparcidos entre las emanaciones resecas y oscuras.” 

“Después de comprobar que el ataúd no guardaba ningún resto humano, colocó la tapa en su lugar. Abrió la puerta y tomó la carretilla con su tenebrosa carga. Una vez afuera, volvió a cerrar con llave y marchó hacia su vehículo…” 

“Aún era de noche cuando llegó a casa. Pese a que sudaba a chorros, sabía que no había tiempo que perder. Estacionó en la entrada y; oculto por las sombras, cargó con el lúgubre esperpento conduciéndolo a la alcoba. En ese lugar; al lado del lecho, había colocado una mesa con una serie de extraños objetos: alambres, una peluca, seda, ganchos, trapos, agujas, hilos, perfume, tubos y otros entre los que resaltaba; un vestido de novia.” 

“Sin dilaciones; empezó su demencial y espantoso trabajo.” 





sábado, 1 de octubre de 2016

Fragmento de la novela: de terror: "El Visitante Maligno"



Fragmento de la novela “EL VISITANTE MALIGNO”

SOLO PARA ADULTOS

“…Por fin éste; ubicándose sobre su esposa, comenzó a penetrarla. La mujer gozaba a plenitud del momento de intenso placer, al sentir el rígido ariete entrando y saliendo de su cuerpo; tratando de llegar hasta sus entrañas… se dejaba cabalgar aferrándose con fuerza a la cama, encendiendo su pasión cada vez más a causa de las embestidas que recibía con satisfacción. Sentía la respiración agitada de su marido y el vigor con el que la poseía; con un deseo carnal que no experimentaba desde hacía tiempo. Ambos se dejaban transportar por la lujuria y la pasión. Sin darse cuenta, volteó la cara hacia el corral y miró con asombro el bebé estaba de pie; sujetándose de la baranda y los miraba con una sonrisa cómplice. Trató de separarse del hombre para cubrir su desnudez; pero éste no lo permitía, horadándola con mayor dureza, mientras el niño comenzaba a reírse a carcajadas, con una voz muy poderosa le dijo a su madre:

—Así es que te gusta que te follen ¿verdad perra? Te encanta que te taladren como una puta demente. ¡PERRA ASQUEROSA!, ¡CERDA INMUNDA…!

Presa de horror trató con vehemencia de separase de su pareja quien proseguía concentrado en el acto sexual sin inmutarse y de un modo salvaje. En ese momento percibió un lacerante dolor en la espalda; justo entre los omóplatos, causado por una mordida brutal que le arrancó un pedazo de piel y músculos estremeciéndola de pies a cabeza.

— ¡AAAHH!— gritó desesperada— ¡ME ESTÁS LASTIMANDO…! ME ESTAS HACIENDO DAÑO!, ¡SUÉLTAME!

…se detuvo por un instante para voltearla con fuerza colocándola boca arriba para que pudiera verlo. El cuerpo del hombre era una masa informe de huesos, carne desgastada, placas de sangre descompuesta y varias alimañas. Las cuencas de los ojos se encontraban vacías y; en su lugar, mostraban dos huecos vacíos y oscuros. La nariz había desaparecido quedando tan solo los orificios nasales por donde entraban y salían los bichos a voluntad. De la boca abierta empezaron a emerger algunos dípteros emitiendo su peculiar y aterrador zumbido. En ese instante el esperpento mordió el seno derecho hasta arrancar el pezón, masticándolo hasta tragarlo mientras la sangre brotaba en un chorro salpicando por todas partes al tiempo que… gemía de dolor…

— ¡Sigue, sigue!, ¡no te detengas!— dijo... — ¡NO TE DETENGAS, PERRA!
— ¡NO, NOOO, NOOOOO….!—gritó ésta tratando de huir sin conseguirlo, debido a la formidable fuerza de su torturador…

…De la boca del hombre convertida en una horrenda y lúgubre gruta empezó a surgir cual reptil una gran lengua oscura y pastosa que alcanzó el rostro de la mujer, empezando a lamerla con voluptuosidad dejando a su paso un rastro de saliva espumosa de tono amarillento. Luego se deslizó sobre el cuello, senos y continuó en su repugnante y aterrador periplo hacia el vientre de ésta; en tanto que el monstruo, haciendo caso omiso de los gritos de espanto y dolor de la mujer, proseguía con las animales embestidas, destrozando por dentro a su “amante”…” 


Fragmento de la novela de terror: “EL VISITANTE MALIGNO” DE Fernando Edmundo Sobenes Buitrón

“EL VISITANTE MALIGNO” y “EL VISITANTE MALIGNO II” disponibles en Amazon (Kindle)

Muy pronto publicaré mi nuevo libro: “RELATOS ESPELUZNANTES” no te lo pierdas.

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Muchas gracias y saludos desde Venezuela.


domingo, 25 de septiembre de 2016

Fragmento de la novela de terror: "EL VISITANTE MALIGNO"




Fragmento de la novela de terror: “EL VISITANTE MALIGNO” de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón

SOLO PARA ADULTOS

“—«Qué paradoja— Pensó— La Biblia dice con claridad que no se adoraran imágenes de ningún tipo. ¡Qué contradicción!»
Caminó por el pasadizo central, a lo largo de ese corredor testigo de la fe de muchas personas que acudían a poner su esperanza y sus ilusiones en la religión. ¡Cuántas ceremonias se habían realizado en ese lugar!; ¡cuántas bodas, bautizos, confirmaciones, comuniones y demás se habían llevado a cabo en ese recinto! A veces por las noches le gustaba estar allí; y así, rodeado por el silencio, se colocaba en uno de los asientos con las luces apagadas y le parecía escuchar el murmullo de las oraciones y las súplicas al Señor que ahora le causaban tristeza y desilusión.
—« ¡Pobre gente!—recapacitó— ¡Qué engañados y manipulados! y yo tengo mucho que ver en eso.»
…era el párroco del pueblo desde que se inauguró. En un comienzo; realizaba las misas y daba sus sermones apegado a todo lo que había aprendido en el seminario. No razonaba y su fe era inmensa. El amor por Dios y su Iglesia le nublaban los sentidos impidiendo que fuera capaz de ver más allá. De ser capaz de entender lo que había detrás de todo. El gran negocio; la gran estafa que venía desde El Vaticano, no eran para él. Estaba harto y lo que colmó su decepción fue ese “experto”; el especialista nombrado desde las más altas autoridades del poder, para ejecutar las expulsiones demoníacas.
— ¡Qué estupidez!, ¡qué gran mentira e hipocresía!, La gente no merece ser engañada de esa forma.
Sentado en la primera fila de las bancas observaba los cuadros colgados en las paredes donde se podía apreciar frescos de la vía crucis de Jesús. Miraba los ventanales, y los vitrales con azulejos de colores que representaban santos, a la Virgen y demás. El elegante piso era de mármol de color beige, y los adornos de la capilla distaban muchísimo de ser austeros.
— ¿Qué hemos hecho?—dijo —Esto no es lo que tú querías, ¿qué necesidad tenemos de venir a un sitio así para comunicarnos contigo? ¿Acaso únicamente si estamos aquí nos escucharas? ¿Si no venimos, no lo harás? ¿Es que quizás no interpretamos lo que tú deseas Señor? ¿Lo qué nos ocurre es un castigo de tu parte? ¿Debemos todos de pagar por las culpas de los demás? Dime, por favor Señor.
Poniéndose de pie se dirigió al altar y miró fijamente a los ojos del Cristo crucificado diciéndole:
— ¿Es esto una venganza por lo que te hicimos? ¿Tu padre nos envió esta penitencia por haberte asesinado? ¿Por qué permites todo esto? ¿Qué es lo que quieres? ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES?— gritó con desaliento.
Sentía que el corazón le latía con fuerza mientras una gran tribulación lo invadía por completo.
—No; estas imágenes no representan a Dios. Esta doctrina no lo representa. Tan solo es una excusa para que algunos se llenen de riquezas, poder y placeres en su nombre. No tenemos contacto con Dios; con el Dios verdadero. Aquel que tiene el poder sobre el bien y el mal; el creador de todo lo que existe, ha existido y existirá. Estamos tan obsesionados con nosotros mismos; en vivir bien, en tener riquezas, en obtener cada día más poder sin importarnos los demás, que somos capaces de los más execrables crímenes con la finalidad de satisfacernos. Por mezquindad y egoísmo sin que nos importe el sufrimiento del prójimo; hemos prostituido el significado de Dios y nos escudamos en su nombre, para hacer lo que nos viene en gana y ampararnos en ello.”
— ¡Cínicos, mentirosos y blasfemos!, eso es lo que somos; nuestra fe va de acuerdo en lo que podemos ganar. Sádicos y manipuladores; ponemos la imagen de un ser humano siendo masacrado; flagelado, crucificado y asesinado a la vista y paciencia de todos los que acuden aquí, sin importar que haya niños que tienen que soportar esa imagen salida de una película de terror. De una mente perversa y maquiavélica que ha urdido la imagen del hijo de Dios, sangrante y agonizante. Con una corona de espinas enterrada en su cabeza; sendos clavos atravesando sus manos y pies, y una herida sangrante en el costado siendo humillado y destrozado con el fin de causar una malsana devoción. Absurdo remordimiento y lástima. ¡Qué miserables!, ¿cómo he sido parte de esto?”
—Dios debe ser amor; regocijo, bienestar, perdón y absolución. No amenazas, chantajes, venganzas y castigos. No personas siendo torturadas; ni recuerdos de “santos” y estigmatizados. Tampoco recuerdos de persecuciones y masacres; ni manipulaciones de sacrificios llevados a cabo “por nosotros”.
—Estaba ciego sin percatarme de toda esta farsa; de cómo he sido engañado y como millones de personas son engatusadas y manejadas a través de su fe en Dios. Cómo esto se viene trasladando a través de los años y de generación en generación imponiendo dogmas e ideas para mantener a la Iglesia; a una doctrina que nunca debió existir de esta forma. Ni se mantuviera con la credulidad de la gente y ni siquiera respeta los preceptos que aparecen en la Biblia, errados o no.
—Señor; quiero creer en ti—mientras las lágrimas comenzaron a humedecer su pálido rostro—deseo creer que realmente existes. Pero al ver todo lo que está sucediendo tengo dudas. No quiero eso. Deseo saber que de verdad existes y que todo ocurre por alguna razón. Perdóname por haberte ofendido siendo cómplice de esta “iglesia”, quiero en verdad sentirte Señor, no nos desampares. No permitas que el mal siga haciendo daño.

Cayó de rodillas en el piso y continuó llorando sin consuelo…”

“EL VISITANTE MALIGNO” y “EL VISITANTE MALIGNO II” disponibles en AMAZON (KINDLE)



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