lunes, 4 de enero de 2016

Fragmento de la novela: “El Visitante Maligno”





SOLO PARA ADULTOS

Todas las estatuas estaban de pie, rodeando algo que todavía no se distinguía, con el rostro hacia allí como si las hubieran colocado a propósito con el objeto de mirar hacia ese sitio en particular. Los ángeles, figuras de Cristo, santos y vírgenes habían sido dispuestos en círculo, decenas de ellos increíblemente se sostenían en pie, sin sus bases, realmente era un locura. Casi escondido, se veía un angosto pasillo entre éstas que permitía ingresar al lugar a donde miraban.


Colmados de terror, los hombres se cubrían la nariz y la boca para evitar aspirar ese hedor insoportable y espantoso que les provocaba incontrolables arcadas.

Se introdujeron por el pasadizo de estatuas. Cuando llegaron al centro no pudieron contener una opresiva sensación de repugnancia que los subyugó por completo…fue incapaz de contener el vómito y una vez vaciado su estómago, salió del lugar a la carrera.

— ¡Santo Dios!—exclamó...

La nube de moscas revoloteaba haciendo un sonido infernal, el cadáver yacía en el fondo de la tumba, cubierto de cucarachas y gusanos. La cara era una masa de sangre seca negra y maloliente que estaba como un pegote en los ojos nariz y boca. Ya no tenía cabello, los huesos del pecho, el esternón y las costillas estaban rotos, el vientre abierto mostraba restos de intestinos descompuestos llenos de larvas y otros insectos que hicieron su nido en el cadáver. Las piernas estaban separadas y uno de los brazos yacía partido al lado del cuerpo; el otro flexionado como si hubiera estado abrazando a algo. Aún quedaban algunos trozos de músculos de color negro en el fondo del ataúd, y se podía observar la boca abierta por completo. Solamente se notaba que era el cuerpo de una mujer por la mortaja que yacía alrededor destrozada.

— ¡Qué horror!, ¡qué espantoso! ¿Quién ha sido capaz de cometer esta abominación? — Dijo…—esto es realmente repugnante, no lo resisto más y se fue a reunir con...

… permaneció en el sitio, soportando la presencia de los insectos que cubrían todo el lugar y le impedían respirar con normalidad. Sin embargo sacó un cigarrillo de su bolsillo, lo partió en dos y colocó los pedazos en sus fosas nasales impidiendo que los bichos penetraran su nariz y disimulando un poco la pestilencia del cuerpo. Sacudiéndose las moscas del rostro, observó el cadáver detallándolo; estudiándolo, tratando de encontrar algún indicio de lo que había sucedido. Se decidió por fin y bajó a la tumba. Extrajo de su bolsillo unos guantes plásticos y una pequeña bolsa del mismo material colocándose los primeros. Agarró un pedazo de madera del ataúd desecho y comenzó a mover la mortaja del cuerpo, tratando de descubrir algo. La boca abierta del cuerpo mostraba que todavía quedaba un pedazo de lengua negra y fétida, más algo le llamó la atención. Alejando algunas cucarachas, introdujo el pedazo de madera entre los dientes y obtuvo una sustancia pegajosa y grumosa. De inmediato miró hacia abajo para corroborar lo que creía, e hizo lo mismo con lo que quedaba del orificio vaginal ratificando lo que imaginaba: era semen, no tenía duda. No pudo soportar más, se levantó y cuando se disponía a salir, notó algo; se trataba de un objeto rectangular, una parte de éste se asomaba bajo el brazo roto. Movió el miembro con el pie y encontró allí una billetera, la levantó y la depositó dentro de una pequeña bolsa plástica que llevaba consigo.

—Por favor, que no sea de…, que no sea…

FRAGMENTO DE LA NOVELA:”EL VISITANTE MALIGNO” DE:

FERNANDO EDMUNDO SOBENES BUITRÓN.

“EL VISITANTE MALIGNO” y “EL VISITANE MALIGNO II”
 Disponibles en AMAZON (Kindle)

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