viernes, 27 de abril de 2012

PRIMERA PARTE: " LA SOMBRA DE LA MUERTE "


PRIMERA PARTE: "LA SOMBRA DE LA MUERTE"

 

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PRIMERA PARTE

LA SOMBRA DE LA MUERTE
(Para móvil)

CAPÍTULO I

    Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,  (Ex 20, 2-5). Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto (Mt 4, 10).
    El pequeño pueblo de Lago Feliz era un precioso lugar ubicado a noventa minutos de la ciudad, donde algunas familias habían decidido mudarse para alejarse del ruido, tráfico y estrés que producen las grandes urbes.
    Era un lugar paradisiaco en medio del bosque, solamente se comunicaba por una carretera que se conectaba con la vía interestatal a treinta kilómetros de distancia.  Rodeado de árboles y montañas, contaba con un enorme bosque y un maravilloso lago que daba nombre al pueblo donde la gente disfrutaba en el verano de bañarse, tomar el sol y  aprovechar del frío y la nieve en el invierno. La pesca era abundante y también contaban con la caza de venados. El pueblo era famoso además por su  diversión, sus discotecas, restaurantes, un pequeño parque de diversiones  y una montaña rusa que atraía a quienes querían salir de la ciudad los fines de semana y viajaban al pueblo para relajarse y distraerse.

    “Lago Feliz” había sido fundado hacía veinte años por algunos empresarios quienes tuvieron la idea de formar una comunidad exclusiva, que contara con todas las comodidades de la gran ciudad así como la tranquilidad que otorga la naturaleza en medio del campo. Por eso su desarrollo había sido acorde a sus necesidades, contaban con: estación de bomberos,  parroquia,  municipalidad, estación policial, centro comercial, varios moteles,  biblioteca, un pequeño hospital,  colegio, un cementerio y todo lo  necesario para no tener que estar yendo a la ciudad. Tenía  una calle de cinco cuadras de restaurantes, discotecas, cafés, cines y demás que permitían a lugareños y foráneos divertirse. Las casas modernas, amplias y cómodas hacían de este lugar un sitio de ensueño para las casi mil quinientas almas que habitaban  esta comunidad.
    El amanecer llegó como de costumbre para Peter Donovan. Empezó con la flojera de las mañanas y las ganas de seguir acostado en la cama sin tener que ir a trabajar, con una excitación automática que revelaba el deseo de hacer el amor, lo que era ya habitual.  El roce de la sábana entre sus piernas y luego moverse un poco para poder juntarse a ella,  sentir su piel y su suavidad, empezar a acariciar el cuerpo de su esposa hasta esperar la respuesta deseada. Jennifer se acercaba hacia su esposo para sentir su erección y luego venía lo de siempre, hacer el amor inicialmente somnoliento hasta despertarse completamente con el frenesí del acto sexual que los dejaba desahogados, con la sensación de descanso corporal; distendidos, relajados.  Quedarse así unidos, abrazados, húmedos de pasión y tratando de ganarle un poco más de tiempo al sueño, poder proseguir así evitando el tener que levantarse, asearse, atender a su hijo, preparar el desayuno y continuar con la rutina que tenían desde que se casaron hacía varios años.
    Él era el sheriff del pueblo de Lago Feliz desde hacía quince años;  luego de regresar de la Guerra del Golfo había resuelto no seguir en el Ejército y pidió de inmediato su pase al retiro.  Decidió dejar en el pasado los terribles momentos que vivió. Fue contactado por los constructores del pueblo y le ofrecieron el puesto de Sheriff, con un sueldo muy bueno, casa y comodidades, lo que aceptó de inmediato y se mudó; allí conoció a Jennifer Petersen, hija del dueño de una de las cadenas de restaurantes más importantes del país, quien resolvió instalarse en el pueblo para crear su propio negocio, ahora era la propietaria del mejor restaurante del pueblo, “The Golden Dinner”  el cual era frecuentado por mucha gente de la ciudad que iba a disfrutar sus platos.  Jenny (como la llamaban) tenía el cabello castaño oscuro, ojos color café, labios gruesos, cara ovalada, delgada, manos y dedos finos con unas piernas hermosas, caderas amplias, pies bellos muy bien cuidados, no muy alta, senos pequeños, la hacía sin duda una mujer hermosa que atraía las miradas de los hombres. Peter a su vez era alto, de un metro ochenta y cinco de estatura,  piel canela, ojos castaños, el rostro fino, de contextura atlética y voz amable, se enamoraron de inmediato; después de un año se casaron y  tuvieron a su hijo George luego de cinco años de matrimonio. La familia Donovan era muy dichosa en el pequeño pueblo.
    Peter salió con George en la mañana a llevarlo al colegio el cual quedaba a diez minutos de su casa, manejaba la camioneta policial y veía como la gente salía temprano a sus trabajos. Los vehículos con los padres que llevaban también a otros niños; el pequeño Luke, en bicicleta repartía los periódicos en las casas, arrojándolas al descuido y saludando a los vecinos somnolientos que se levantaban a limpiar sus jardines, a recoger los periódicos  o los que salían a trotar y hacer ejercicios.
-    ¡Buenos días señora Kerry!
-    ¡Buenos días señor James!
-    ¡Hola Luke! - contestaban los vecinos -.
    Peter contemplaba la tranquilidad del lugar, y miraba a su hijo en el asiento de atrás quien aún con sueño se acostaba para tratar de dormir un poco.
-    ¡Qué bueno estar aquí! pensó. Encendió el vehículo y comenzó a conducir el camino que le separaba de su casa al colegio de George.
    Luego de dejar a su hijo en el colegio, se dirigió a su oficina en el centro del pueblo. El antiguo puesto  policial había ido creciendo a medida que el lugar lo hacía.  Inicialmente cuando Peter llegó había cinco hombres y contaban solamente con un vehículo; luego de quince años de estar a cargo lo convirtió en un departamento de policía con veinticinco hombres bajo su mando y ocho vehículos, ganándose  el respeto y cariño de los habitantes del pueblo. Al principio el trabajo no era muy fuerte; problemas de tránsito, exceso de velocidad por la carretera cuando llegaban los “turistas” de la ciudad, o algunos que se pasaban de tragos en las discotecas y causaban algún disturbio.  Luego,  a medida que el pueblo se hizo más popular y empezó a concurrir más gente, el trabajo se  volvió más arduo.
-    ¡Buenos días jefe!, - lo saludó Jeff Douglas al verlo entrar - quien era su asistente, ¡empieza el fin de semana!
-    ¡Hola Jeff!;  -respondió Peter - Sí, eso me temo. ¿Has dispuesto el personal en las vías y en la zona de los restaurantes?
-    Si, jefe.
-    ¿Fueron a investigar lo de la rotura de la cerca de la señora Mitchell? - recuerda que ha estado llamando varias veces -
-    Sí, jefe.
-    ¿Les recordaste a los hombres sobre el nuevo plan? Hay que tener en cuenta  que en la zona del lago los turistas…
-    Sí, Peter, - lo interrumpió comprensivo - ya lo he hecho varias veces, ¿Por qué estás tan nervioso?
-    Se quedó pensativo por unos segundos, - tengo una extraña sensación de que algo va a suceder -
-    ¿Pasó algo Peter? ¿Algún problema?
-    ¡No, no es nada Jeff, gracias! - vamos a ver que tenemos acá - y empezaron a ver los documentos y las labores de rutina de la oficina.

    Jeff Douglas trabajaba con Peter  hacía  doce años y se habían vuelto muy amigos.  Aparte  del trabajo, compartían también  con sus familias; ambos combatieron en la Guerra del Golfo, Jeff  perteneció al Cuerpo de Marines y estuvo en uno de los tanques M1 Abrams que participó en la liberación la ciudad de Kuwait y se retiró con el grado de sargento. Llevaba casado con Mary Rock tres años y tenían un bebé de nombre Thomas de nueve meses de edad, vivían contentos en el pueblo. El resto de los hombres, habían sido reclutados por Peter en la gran ciudad; algunos fueron integrantes de otras policías, otros procedían de diferentes fuerzas de seguridad y se sintieron atraídos por el buen sueldo, la estabilidad y la tranquilidad del lugar, decidieron mudarse a Lago Feliz que les ofrecía mejores perspectivas de vida.
    Ese viernes a medida que el día avanzaba, iban llegando los turistas de la ciudad. También algunos de los habitantes del pueblo quienes tenían sus trabajos o negocios en la ciudad, y recorrían diariamente los cincuenta minutos que  separaban  ambos lugares, como era el caso de Will Perrys. Abogado y vecino de Peter con quien se turnaba los fines de semana para hacer reuniones entre los amigos, tomar unas cervezas y compartir con las familias.
    Pero ese viernes, el día estaba algo flojo, amenazaban las nubes grises en el cielo que anunciaban una tormenta y disuadía de tomar la carretera para ir al pueblo a algunos de sus asiduos visitantes. Entrada la noche, era evidente que la tormenta se desataría en cualquier momento y las calles se encontraban semivacías, los negocios por el clima tenían baja afluencia de personas y había que esperar a que al amanecer mejorase el tiempo y la gente se animara a ir al pueblo.
    Hoy los amigos  acordaron reunirse en la casa de Will y Anna Perrys, quienes tenían dos hijos; uno de seis años Francis y Luisa de tres.  En el piso superior de la casa, tenían una habitación de juegos para los niños que contaba con todos los entrenamientos y juguetes necesarios para que se divirtieran, y la mamá de Anna, Susan quien vivía con ellos, adoraba jugar con sus nietos, observarlos correr y cuidarlos.
    Las nubes se hacían cada vez más negras sobre el cielo de Lago Feliz, entonces empezaron a llegar los amigos: Charles Mercy y su esposa Dolores con sus hijos Dennis y Michael de cinco y siete años respectivamente; Josh Miller, sacerdote del pueblo y doctor en Filosofía; Jeff, Mary y el pequeño Thomas quien dormía en su cochecito y su chupón colgando de un lacito rojo alrededor del cuello, después llegaron Jennifer y George.
Los niños corrieron hacia arriba, seguidos de Susan que iba tras ellos divertida.
-    ¡Niños, niños! ¡no corran!, se pueden hacer daño…- dijo Susan -, esforzándose por alcanzarlos
-    Charles, exclamó - ¡Huele muy bien, me muero de hambre!, ¿Está lista la carne?
-    ¡Ya casi está! - respondió Will - Jennifer ¿dónde está Peter?
-    Ya viene, está trayendo las cervezas – respondió Jennifer -
    Peter, contemplaba desde su casa la oscuridad de la noche y las nubes negras que amenazaban al pueblo.
-    Esta será una gran tormenta, ojalá no se le ocurra a nadie venir con este tiempo – pensó Peter -
    Usando la radio portátil  empezó a cerciorarse que sus hombres de servicio estuvieran en sus puestos y  no hubiera ninguna novedad. Salió de su habitación, se dirigió a la escalera y descendió hasta llegar a la cocina.
-    ¡Eh! Peter, - era la voz de Will desde la otra casa - ¡te estamos esperando!, ya va a empezar el partido y nos morimos de hambre, ¡apúrate!
-    ¡Está bien!, voy por las cervezas, ya voy… - contestó Peter -. Se dirigió al sótano a buscar una caja de cervezas. Trató de encender la luz, pero no encendía.
-    ¡Carajo! el bombillo se quemó – se dijo -
    A tientas procedió a buscar el segundo interruptor del sótano, cuidando de no tropezarse con las cosas que allí se encontraban, cuando repentinamente se percató de algo  que brillaba en la oscuridad. No sabía que era y se aproximó  a la repisa donde estaba el objeto, avanzó hacia éste y cuando estuvo cerca notó que era la extraña piedra en forma de cabeza de animal que encontró en el desierto y que había tratado de borrar de su mente. Le invadió el miedo, comenzó a sudar, veía como los ojos de la fiera lo observaban fijamente describiendo una mirada maligna, perversa y las fauces se abrían mucho  más  tratando de emitir una carcajada. Se quedó paralizado por el miedo; los recuerdos de esa noche de horror, sangre y espanto, volvieron a su mente, intentó calmarse y sobreponerse, cuando de pronto; sonó el primer trueno  desatándose la lluvia.  
    Imprevistamente la luz se encendió y vio a la pequeña piedra que había encontrado en el desierto de Irak  comprendiendo que no sucedía nada malo. - es mi imaginación, nada más – se dijo. Agarró la caja de cervezas, dos botellas de whisky y subió. Cruzó el jardín y entró en la casa de su vecino y amigo.
-    ¡Por fin!  - exclamaron algunos -
-    ¡Peter! ¿viste a algún fantasma? estás pálido  - le dijo Will -
-    No, no fue nada. Me sorprendió el trueno,  - eso es todo – respondió Peter.
-    Ja, ja, ja, - todos rieron -
Jennifer se acercó a su esposo dándole un beso en la mejilla y le preguntó.
-    Amor, ¿Está todo bien?
-    Si mi vida, todo está muy bien…
    La velada fue muy animada, disfrutaron del partido de béisbol que estaban esperando, la cena fue muy alegre, los niños correteaban alrededor de la mesa y nuevamente querían ir al cuarto de juegos.
    Peter seguía pensando en lo que sucedió aquella noche. A pesar de que había tratado de olvidar todos estos años lo ocurrido, los recuerdos venían a su mente, como fantasmas que traían los momentos de la muerte de sus compañeros. El sargento Wilkins despedazado por un proyectil de mortero, los hombres heridos, las ejecuciones de los soldados iraquíes, el llanto del niño y la entrada en ese sepulcro infernal, donde fue presa de un terror inimaginable. Algo  jamás experimentado en su vida.
    Seguía observando a sus amigos, conversando, tomando cerveza, los niños arriba jugando con la abuela. Peter los veía, pero no los escuchaba. En su mente se repetía, ¡PETER, ÚNETE A NOSOTROS, PETER!
-    ¡Peter, Peter!, únete a nosotros, ¿en qué planeta estás? has estado absorto toda la noche – le dijo el padre Josh -
-    Debe haber sido el trueno – dijo Anna sonriendo.
-    Estaba pensando en los hombres que están de servicio con este clima, espero que estén bien … - respondió Peter -
-    Sabes que si no han llamado, es porque todo está sin novedad, relájate – le respondió Jeff -
-    Si, tienes razón. No hay motivo para preocuparse – asintió Peter –

    La noche avanzó, ya se encontraban de  madrugada cuando la lluvia se tornó en tormenta, y la luz del pueblo empezó a parpadear.

-    La tormenta debe haber afectado los transformadores,  - dijo Will -
-    Sí - respondió Dolores - ; la lluvia se ha convertido en diluvio.
 El agua circulaba como un pequeño río por la calle principal del pueblo.
-    Jeff, comunícate con los muchachos, verifica que todo esté bien.
-    Sí, Peter.
Utilizando el radio comunicador, Jeff comenzó a llamar:
-    A todos los relámpagos reportarse con Comando 2. -  silencio absoluto.
-    ¿Está bien la radio, Jeff?  - preguntó Peter -
-    Sí, - respondió – la batería está al máximo de su carga, hay algo que hace interferencia y no permite comunicarnos. Déjame intentar nuevamente:
-    Relámpagos, relámpagos aquí comando 2, informen.
-    Comunícate con la central – ordenó Peter -
-    Nada, tampoco responden – informó Jeff -
-    Puede ser algo de estática por lo tormenta – dijo Jeff -
-    Bueno; el deber nos llama -  anunció Peter levantándose al igual que Jeff - vamos a ver cómo está todo. Regresamos en un par de horas.
-    Sí, Peter, vamos – dijo Jeff -
-    Cuídense muchachos - dijo Jennifer -
-    No te preocupes, regresamos lo más rápido que podamos – le respondió su esposo -
Continuó la reunión, ahora el padre Josh, estaba contando sobre algo que había sucedido.
-    Fue terrible lo que le aconteció a esa joven, el video ha sido puesto en la Internet
-    Sí yo lo vi, la captaron justo cuando estaba agonizando – respondió Charles -
-    ¿Qué fue lo que sucedió? preguntó Susan,  - bajando las escaleras y susurrando -  los niños estaban dormidos.
-    A una joven en Irán la mataron por protestar, se ve el momento en que la están cargando, auxiliándola, empieza a perder el sentido, entonces comienza a brotarle sangre de la nariz y la boca, creo que la impactaron con un disparo en el pecho, - comentó Charles -
-    ¡Pero Dios mío, qué horror! -  contestó Anna - que desgracia, ¿A dónde irá a parar el mundo?
-    Sólo Dios lo sabe, - replicó el padre Josh -, Sólo ÉL lo sabe.
-    Bueno, bueno -  dijo Will - no hablemos de cosas tristes, estamos aquí para pasarla bien, ¿No es verdad? ¿Qué les parece si jugamos a algo?
-    Un juego de naipes – dijo Anna -
-    ¡NOOOOO!,  - corearon todos jocosamente -
-    Está bien, está bien,  - dijo Anna riendo - ¿a qué quieren jugar?
-    Yo compré en la ciudad algo especial para pasarla bien, un segundo. - Dijo Will. -  Se levantó y fue hacia su estudio a sacar algo del escritorio.
    Regresó trayendo una bolsa plástica, la abrió y extrajo una caja que colocó  sobre la mesa. Era una tablilla rectangular de madera, de color amarillento y aspecto antiguo. En la esquina superior izquierda tenía la imagen del sol con un rostro sonriente y luego la palabra “SÍ”.  En el lado opuesto, la luna  con una estrella en cuarto creciente con rostro de mujer que miraba hacia el primero, antecediéndola la  palabra “NO”. Debajo en forma de arco, las letras mayúsculas estaban dispuestas en dos filas: la primera de la “A hasta la M” y la segunda de la “N a la Z”, debajo de éstas se hallaban los números del 1 al 0 e inmediatamente al final la palabra “ADIÓS” en las esquinas inferiores sobresalían las figuras de dos hechiceras que observaban hacia arriba, al sol y la luna respectivamente. Era una tabla  Ouija.
-    ¡Qué bien! - dijo Charles - vamos a cerrar la velada con fantasmas. Y todos empezaron a reír.
-    No jugaba con la “tabla” desde la época del colegio  - comentó Mary -, recuerdo que tenía algo de miedo
-    No es bueno jugar con cosas más allá de nuestro entendimiento – dijo, Susan - creo que puede ser peligroso.
-    Vamos Susan – la animó su yerno - ¿Qué puede pasar? vamos a divertirnos un poco mientras regresan Peter y Jeff.
-    Anímate Susan – secundó Jennifer -  solamente es un juego.
-    Vamos mamá, después puedes ir a ver a los niños, - le dijo Ann -
-    Si, así es. – Intervino Dolores - en todo caso, preguntémosle al experto. ¿Qué opinas Josh?
    El padre Josh los miraba entre divertido y curioso. Sonreía nerviosamente imaginando qué pensarían sus compañeros sacerdotes si lo veían  jugando con la tabla Ouija invocando espíritus, seres del más allá.  El primer mandamiento “amarás a Dios sobre todas las cosas” le venía a la mente; recordaba el catecismo de la Iglesia Católica, sobre todo la parte referente a la adivinación y la magia*. Pero en verdad ya estaba un poco embriagado y quería seguir con la diversión.
-    Josh, su eminencia: ¿lo dejó mudo algún “espíritu? - Le preguntó sarcásticamente Will - y todos empezaron a reír
-    No creo que a nuestro Señor le ofenda algo de diversión – comentó sonriente - vamos a jugar. ¡Qué importa!, si es solo un juego, -  pensó -
-    Muy bien -  dijo Will - así se hace Josh; su eminencia habló y estamos decididos, voy a traer unas velas.
-    Y yo por lápiz y papel – dijo Dolores -
-    ¿Qué usaremos como  apuntador?  - preguntó Anna -  ¿Usamos una copa?
-    No, yo tengo algo mucho mejor, que es justo para la ocasión. – dijo Jennifer - Y salió rumbo a su casa, a buscar ese “objeto” raro que estaba en el sótano, el “recuerdo” que Peter trajo de esa época, cuando estaba en la Guerra del Golfo.
-    Esta va a ser una noche bien larga,  - pensó Josh -
-    Por algún lugar, tengo unas velas, para hacerlo más emocionante,  - dijo Susan -
-    ¿En qué lío me he metido? -  pensó Josh - frunciendo el ceño.
-    Vamos, anímate.- Le dijo Ann dándose cuenta de su molestia. – Esto no hace daño, es solamente un juego. Nadie saldrá lastimado…
-    Eso espero – dijo Josh - , eso espero…
    ---------------
    Peter y Jeff llegaron a la oficina del Sheriff, mientras la lluvia empezaba a amainar, las calles estaban desiertas, los turistas del fin de semana (Los pocos que se atrevieron a ir al pueblo con ese temporal) estaban en las discotecas y en los restaurantes, todavía nadie se arriesgaba a salir a mojarse.
*Adivinación y magia (Catecismo de la Iglesia Católica)
    2116 Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone ‘desvelan’ el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a ‘médiums’ encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
    2117 Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo - aunque sea para procurar la salud -, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aun cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
-    Jeff habló con el oficial de servicio:
-    Jack, ¿Alguna novedad?
-    No señor, todo está en calma.
-    ¿La radio está funcionando? - preguntó, Peter -
-    Sí jefe, - respondió Jack - , hace unos momentos se interrumpió la señal, pero ahora si funciona.
-    Comunícate con todos los puestos, que informen novedades.
-    ¡Sí, señor!:  - Relámpagos, aquí central, informen situación -
    A través de la radio, los oficiales de servicio se comenzaron a reportar indicando que, a pesar de la lluvia, todo se encontraba en calma, salvo por el puesto de control número 2, que no se había comunicado desde que empezó la tormenta.
-    ¡Jefe!; Relámpago 2 no responde.
-    ¿Cuándo fue la última vez que lo contactaste?
-    Hace como tres horas.
-    Está bien, Jeff vamos a ver cómo están nuestros hombres. Jack, mantennos informado si logras comunicarte.
-    Sí señor…
    Peter y Jeff, partieron nuevamente en la camioneta policial, una tipo rústico de doble tracción con llantas altas y anchas, especiales para poder desplazase por cualquier tipo de terreno, no tenían problema en atravesar los pequeños riachuelos que se habían formado por esa tormenta tan extraña que no había durado mucho tiempo.
    El puesto de control de Relámpago 2, quedaba a 25 minutos del pueblo, en el extremo sur del lago, lugar elegido por los jóvenes para bailar, beber, y divertirse al aire libre. Casi siempre instalaban una tarima en ese lugar para hacer espectáculos de fin de semana donde se presentaban grupos de rock  u otro tipo de música. También en la noche, era el lugar favorito de los jóvenes para escaparse con sus parejas a hacer el amor.  Los más osados hasta se bañaban en el  lago  en la noche cuando el clima era favorable. De allí que siempre había personal policial rondando la zona, para evitar que personas ebrias protagonizaran escándalos o hubiera algún tipo de pelea, por lo demás, en una noche como esa, la situación debía de ser de calma. Era difícil que a algún loco se le ocurriera ir hasta allá con lo lejos que quedaba, y el peligro de que se le dañara el vehículo en el medio de la carretera hasta esperar que algún otro lo auxiliara, o los ubicara el carro policial que hacía rondas en la zona.
-    ¿Quiénes están de servicio en Relámpago 2? - preguntó  Peter a Jeff -
-    Franklin y Michael -  respondió Jeff - es extraño que no hayan llamado.
-    Eso es lo que me preocupa – dijo Peter - Ni la radio de la patrulla, ni las portátiles o los teléfonos celulares de ambos funcionan.  Ojalá que todo esté bien.
-    Insisto que es la tormenta, Peter. Es lo que está interfiriendo.
-    Bueno, vamos a ver cómo están.
    Siguieron conduciendo a lo largo de la carretera paralela al lago, luego empezaron a internarse por la vía cubierta de pinos en el medio de la noche. La tormenta amainó y se alejaba con destino a la ciudad, la vía estaba todavía mojada, pero el cielo se estaba despejando dejando ver la luz de la luna que se contemplaba enorme con un cielo completamente estrellado.
---------------
-    Bueno,  - dijo Will -, ya tenemos todo dispuesto: el papel, lápiz, las velas; vamos a acomodar todo.
    Dolores y Ann iniciaron la distribución de las velas mientras Josh y Charles acomodaban las sillas. Susan y Mary subieron al cuarto de juegos y comprobaron que los niños estuvieran durmiendo, Mary vio a su pequeño Thomas que estaba profundamente dormido con su chupón en la boca;  así, con mucho cuidado  y sin hacer ruido para despertarlos, volvieron a la sala.
    Jennifer bajó al sótano a buscar el amuleto y  se percató que la cara de la fiera lucía ahora más salvaje, su gesto feroz más terrible que el de antes. Le entró un poco de temor agarrarlo, pero luego se sonrió, pensando que era una tontería y que ese objeto era el perfecto para el juego que iban a iniciar.  Jamás pensó cómo esa acción iba a cambiar su vida y la de los otros para siempre.
    Entró nuevamente a la casa de su vecino; se sorprendió al ver las luces apagadas y las velas encendidas dispuestas alrededor de la mesa y como iluminaban los rostros de sus amigos que se encontraban ahora tomando café y conversando, esperando que ella se uniera para empezar el juego, creando un ambiente, mágico y fantasmal.
-    Ah… Por fin, allí estás Jenny, ¿Qué nos trajiste? - peguntó Will -
-    Traje una pieza que servirá de apuntador.  - respondió Jennifer -  depositando el amuleto sobre la mesa.
-    ¡Qué interesante! - comentó Charles - levantándolo y observándolo detenidamente; parece un  animal, como un felino con cuernos o algo parecido.
-    ¿Será que tiene poderes mágicos?  - terció Mary - a lo que todos rieron
-    ¡Eh: su eminencia! qué opinas de eso,  - le preguntó Will a Josh -
-    ¡Jamás había visto algo igual!,  - respondió Josh - , es un extraño grabado. ¿De dónde lo sacaste?  - dirigiéndose a Jennifer -
-    Es un recuerdo que trajo Peter de Irak – respondió Jennifer -
-    Bueno basta, vamos a empezar  - replicó Susan -
Will agarró el improvisado “apuntador” y lo colocó sobre la tabla.
-    Ahora todos coloquen su dedo índice sobre el apuntador, - dijo Will -, haciendo lo propio.
Luego procedieron Jennifer, Anna, Susan, Charles, Dolores, Mary y por último Josh.
-    Ahora,  todos pongan su mente en blanco, traten de no pensar en nada – continuó Will - respiremos profundamente, vamos a tranquilizarnos y  a olvidarnos de lo que está a nuestro alrededor, no piensen en nada, cierren los ojos y déjense llevar por mi voz  por favor.
    Guardaron silencio, tratando de concentrarse. La luz de las velas iluminaba el recinto cuando de pronto se escucharon dos golpes muy fuertes en el piso. Todos abrieron los ojos. Anna, miró a Jennifer asustada, mientras Charles y Dolores levantaron la mano del apuntador instintivamente, Josh los observaba sin decir nada,  nuevamente se sintieron los dos golpes, entonces Susan empezó a reírse y  se dieron cuenta que había sido ella, quien con los pies estaba dándole al piso para asustarlos. Las risas no se hicieron esperar celebrando la ocurrencia.
-    ¡Ay mamá!, tú no cambias.  -  le dijo Ann a Susan -
-    Lo siento, -  dijo Susan -  No lo pude evitar, si le hubieras visto la cara a Josh.
-    El sacerdote enrojeció de vergüenza.
-    Bueno, bueno, basta de risas, ahora sí, empecemos de verdad. dijo Will; recuerden que no deben levantar sus dedos hasta que el juego termine,  ¿de acuerdo? es muy importante.








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